lunes, 24 de septiembre de 2007

Células madre: "Estamos a 5 o 6 años de su aprobación"

La cardiología es una de las disciplinas más avanzadas
Lo dijo el doctor Marc Penn, investigador de la prestigiosa Cleveland Clinic
LANACION.com | Ciencia/Salud | Domingo 23 de setiembre de 2007

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Lego y un nuevo juego para conocer el funcionamiento interno de las empresas

Por Paul D. Morales de Tendencias Científicas.


Lego, el fabricante de juguetes, ha creado una derivación de sus famosos bloques que está permitiendo a los trabajadores de centenares de empresas conocer mejor los mecanismos internos de su corporación.


Los niños pequeños hace mucho tiempo que vienen usando las coloridas piezas de Lego para construir dinosaurios, aviones o todo un mundo de fantasías.


Ahora, las empresas están usando esas mismas piezas para aumentar la creatividad de la organización y mejorar su funcionamiento. La empresa danesa Lego, que es el cuarto fabricante de juguetes del mundo, ha transformado sus queridos juguetes de plástico en un recurso útil para hacer negocios. Lo han llamado "Serious Play"


Este "juego" se desarrolla en sesiones de formación de dos días de duración (a razón de 7.000 dólares por persona) a través de las cuales los formadores de Lego enseñan a los empresarios a construir modelos que actúan como metáforas de los puntos fuertes, las debilidades y los retos de su organización.


Básicamente, lo que "venden" los formadores de Lego es que "Serious Play" introduce a los trabajadores una nueva manera de comunicar y resolver problemas para mejorar sus actitudes.


El uso de metáforas es la parte más importante de este "Juego Serio". Por ejemplo, si se pide a alguien construir un modelo que describa la identidad de su empresa, el resultado puede ser un coche de carreras para expresar que la empresa se mueve a gran velocidad y acorde con los cambios.


Metáforas


Las metáforas expresan más claramente conceptos complejos o elaborados de tal manera que es más fácil para los miembros de una organización llegar a entender de forma tangible ciertas ideas o situaciones.


Más de 400 empresas ya han probado estas jornadas de formación, según informa el Seattle Post-Intelligencer. El sistema está, pues, suficientemente probado, ya que ha demostrado que los bloques de Lego son casi un lenguaje universal que puede ser entendido por cualquier persona, independientemente de su edad, raza, sexo o religión. Eso quiere decir que en las jornadas de formación, y dado que los participantes se olvidan de juicios previos, no se deja de lado ninguna idea y no hay opiniones intocables.


Según sus creadores, los bloques de Lego (con su sencillez) obligan al participante de los cursos de formación a tomar el camino más rápido para llegar al corazón de problema.


Se puede decir que los bloques funcionan como un catalizador.


Con las manos


El uso de Lego también es una herramienta para aumentar el flujo psicológico. Es decir, saca a los trabajadores de las empresas de sus "zonas de confort" y les obliga a revisar y a replantearse sus funciones y el lugar que ocupan en la cadena.


Los participantes salen de los cursos con herramientas de comunicación que desconocían hasta este momento para comunicarse con más eficiencia. Además, empiezan a tener su imaginación preparada para trabajar con mucho más compromiso y una mayor confianza.


El tipo de conocimiento adquirido con Lego se puede denominar "conocimiento manual". Se puede decir que es un conocimiento palpable, ya que se experimenta con las manos que, a su vez, están directamente conectadas con entre el 70% y el 80% de las células de nuestro cerebro.


Un poco de historiaEn 1996, los profesores del Instituto IMD en Suiza, Johan Roos y Bart Victor comenzaron a buscar una nueva forma de enseñar estrategias de trabajo en equipo. Ellos se encontraban colaborando con el representante de la conocida compañía de juguetes Lego, Kjeld Kristiansen y junto a él llegaron a la conclusión de que jugar con bloques de colores permite desarrollar la creatividad y la sociabilidad.


Al principio, sólo se aplicó dentro de la propia compañía en forma de talleres en los que los diferentes miembros de la empresa jugaban junto a otros y mostraban a través de sus construcciones, cómo veían a su departamento actuar y contaban cómo ellos solucionarían algunas problemáticas o potenciarían fortalezas. Al hacer lo mismo cada uno de ellos, llegaban a entender mejor cómo pensaban y trabajaban sus compañeros.


Después de comprobar lo bien que funcionaba este sistema en su propia organización, los creadores de "Serious Play" se animaron a ofrecer a sus clientes los talleres como un producto y los vendieron a otras empresas. Marcas como Roche, Nokia, Daimler Chysler o Taco Bell ya han utilizado el juego.


"Serious Play" ha sido un éxito y la empresa está pensando en extender esta herramienta de marketing a familias y escuelas que luchan cada día con niños poco comunicativos para ayudarles a construir conexiones sociales.


La caja de Lego de Serious Play consta de 6.500 piezas y mezcla temas y elementos de los diferentes packs creados inicialmente para niños.

El déficit de atención vinculado con ver mucha TV en la infancia

REUTERS - El vínculo se estableció en un estudio sobre los hábitos y comportamientos de más de 1.000 niños nacidos en Dunedin, Nueva Zelanda, entre abril de 1972 y marzo de 1973.

Se apreció aproximadamente un 40 por ciento más de problemas de atención entre los espectadores muy aficionados a la televisión de ambos sexos, independientemente de si se había realizado un diagnóstico de déficit de atención o hiperactividad previo a la adolescencia.

Los niños de 5 a 11 años veían una media de 2,05 horas de televisión en los días laborables. Entre los 13 y 15 años, el tiempo gastado frente a la pantalla era de una media de 3,1 horas diarias.

"Los que vieron más de dos horas y especialmente los que vieron más de tres horas de televisión diaria durante su infancia tenían síntomas de problemas de atención en la adolescencia por encima de la media", escribió en su informe Carl Landhuis, de la Universidad de Otago, en Dunedin.

Los niños que vieron mucha televisión tenían más probabilidades de continuar con el hábito cuando crecían, pero incluso si no lo hacían el daño ya estaba hecho, dijo el informe, publicado en Pediatrics.

La explicación sobre este vínculo podría tener varias explicaciones, según Landhuis.
La primera es que el cambio rápido de escenas común en muchos programas de TV podría sobre estimular el celebro en desarrollo de un niño, y podría hacer que la realidad resultara aburrida en comparación.

También es posible que ver la televisión pueda sustituir otras actividades que requieren concentración, como leer, jugar y los deportes, dijo. La falta de participación inherente a la televisión podría condicionar a los niños cuando realizan otras actividades.

El estudio no es una prueba de que ver la televisión cause problemas de atención, añadió Landhuis, porque puede haber niños con tendencia a los problemas de atención se vean atraídos hacia la televisión.

Estudios previos habían relacionado este hábito sedentario con la obesidad infantil y la diabetes.

lunes, 3 de septiembre de 2007

La comprensión de la música podría ser innata, como la del lenguaje

Una investigación realizada por científicos estadounidenses y canadienses ha revelado que el cerebro es sensible a los procesos musicales, pudiendo distinguir los cambios de entonación aunque no se conozca nada de música.


Este estudio, que ha definido con precisión las regiones cerebrales implicadas en el procesamiento de la información melódica, confirmaría la hipótesis de uno de los autores de la investigación, el neurocientífico Daniel Levitin: que la comprensión de la música, como la del lenguaje, es innata en el ser humano.


Otros estudios llevados a cabo por Levitin durante años de investigación apuntan a que nuestra relación con la música es más profunda de lo que pensamos, y que ésta puede condicionar no sólo nuestra actividad cerebral, sino también nuestra biología y nuestro estado de ánimo.

Por Yaiza Martínez de Tendencias Científicas.



No es necesario ser un especialista o un melómano para distinguir los cambios en los movimientos de una pieza musical, aseguran expertos de la universidad canadiense de la Stanford Universtity School of Medicine de Estados Unidos, y de la universidad McGill de Montreal, en Canadá.


Diversos especialistas, entre ellos Daniel Levitin, profesor de psicología y director del Laboratory of Music, Perception, Cognition and Expertise, de la universidad McGill, aseguran que nuestro cerebro es capaz de distinguir entre el comienzo y el fin de un episodio musical, segmentando la información auditiva que recibe, y desentrañándola.


En un artículo que acaba de publicar la revista Neuron, estos científicos han detallado los resultados de un experimento en el que se estudiaron cerebros humanos durante la audición de piezas musicales poco conocidas, utilizando un escáner.

Se trataba de una serie de sinfonías del músico William Boyce, compositor británico del siglo XVIII, cuyo estilo musical resulta más o menos conocido, pero cuyas piezas no son demasiado famosas.

Boyce fue elegido para evitar una predisposición en el conocimiento de los participantes en el experimento.


Trabajo conjunto


Cada vez que éstos percibían una transición entre dos movimientos dentro de las composiciones, debían apretar un botón.

Ya se conocía que un área cerebral que se corresponde con la región 47 del cerebro, de las definidas por el neurólogo alemán del siglo XIX, Korbinian Brodmann, situada en el lóbulo frontal, es sensible a la estructura tanto del lenguaje como de la música.

Brodmann definió un total de 52 áreas en la corteza cerebral, que posteriormente han sido a su vez subdivididas a medida que las investigaciones en este campo han ido avanzando.


El estudio realizado con escáner por Levitin y sus colegas de la universidad de Standford confirmó que esta área 47 sufría cambios cuando el proceso musical cambiaba, y especialmente en los momentos de silencio, como si el cerebro aprovechara las pausas musicales para codificar las transiciones de las piezas.


Pero, según los científicos, los análisis técnicos han proporcionado además evidencias de actividad cerebral en dos redes funcionales del cerebro distintas: en una red fronto-temporal ventral asociada con la detección de acontecimientos emergentes y, posteriormente en el tiempo, en una red fronto-parietal frontal asociada con el mantenimiento de la atención y con la actualización de recuerdos.

Esto supondría que existe un trabajo conjunto de diversas partes del cerebro en el procesamiento de la información musical.


Conocimiento musical innato


Tal y como explica la revista de la universidad de Stanford en un artículo, esta última investigación de Daniel Levitin y sus colaboradores, se enmarca en un largo proceso de estudio llevado a cabo por Levitin, cuyos primeros experimentos demostraron ya que los cerebros de los profanos de la música cuentan con conceptos musicales innatos, como el ritmo, el timbre o el tono, aunque seamos incapaces incluso de definir dichos conceptos. Por esta razón, y según defiende Levitin, la música, como el lenguaje, sería un elemento innato del conocimiento de nuestra especie.

Durante años, este investigador ha explorado la relación del cerebro humano con la música a través del campo de la neurociencia, disciplina que estudia cuestiones como la operación de los neurotransmisores en la sinapsis, los mecanismos biológicos responsables del aprendizaje o el funcionamiento de las redes neuronales.


Diversos experimentos realizados por el científico con imágenes de resonancia magnética, por ejemplo, han revelado que los sonidos que escuchamos están directamente relacionados con la amígdala cerebral, situada en el lóbulo frontal del cerebro, y que sería el núcleo del procesamiento emocional.

Los resultados de años de estudio han aparecido en un reciente libro de Levitin, titulado This Is Your Brain on Music: The Science of a Human Obsession, en el que el autor ha tratado de sintetizar la co-evolución de la música y del cerebro humano, así como la relación entre ambos, intentando explicar cómo la música afecta a nuestras vidas, así como comprender mejor el cerebro desde la música y la música desde el cerebro.


Estados emocionales condicionados


En esta línea de interrelaciones entre música y biología, recientemente fueron publicados los resultados de otro estudio realizado por Levitin, en este caso en colaboración con la compañía Philips, que vinculan directamente nuestro estado de ánimo con la música gracias al efecto de ésta en la química natural del cerebro.

Se trata del estudio titulado "Life Soundtrack", que señala que la música condiciona y modifica nuestros niveles de excitación, nuestra animosidad e, incluso, nuestra capacidad de concentración.


Crear una "banda sonora" para nuestra vida cotidiana nos permitiría reforzar aquellos estados de ánimo que nos interese reforzar, de la misma forma que la banda sonora de cualquier película refuerza el efecto de sus imágenes en nosotros.

Según este estudio, la música puede ayudarnos a cambiar las pulsaciones del corazón, nuestro ritmo de respiración, la presión sanguínea, el pulso, las ondas cerebrales, las respuestas de la piel y los niveles de sustancias neuroquímicas como al dopamina, la adrenalina, la noradrenalina y la serotonina, todas ellas relacionadas con nuestra forma de enfrentarnos al mundo con un determinado estado de ánimo.